Me las sé de memoria, desde la primera palabra hasta la última. La primera hablaba sobre nuestra posible relación, de cómo sería. La tercera fue cuando empezamos nuestra historia de amor, una tras otra carta íbamos dedicándonos palabras dulces, llenas de amor, de ternura... En la última me explicabas que no podías seguir así, que te habías enamorado de otra, la que te quitaba el sueño cada noche. Por la que matarías y darías tu vida. La dueña de tu cuerpo, de tus labios, de tu sonrisa, la que ocupaba todo tú corazón.
Y una vez más te recuerdo, sigo recordándote.
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