viernes, 9 de marzo de 2012
No somos perfectos, pero buscamos la perfección.
Si nos conformásemos con ser nosotros mismos y dejásemos de compararnos con los demás, tal vez conseguiríamos que no existieran los rencores, ni los celos, ni la envidia... Solo un mundo lleno de paz y verdad. Tan solo es aceptarse tal y como eres, tal vez por eso este mundo solo viva de las apariencias.
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